viernes, 17 de julio de 2015

Amanezco con un disparo de la luz.
Y mi gato caminando por el lomo de las sábanas,
como si toda la cama fuera una ciudad que aúlla.

Puedes ver, si quieres,
pero no toques ni una pieza.

Amanezco con un disparo de la luz.

Todos los pedazos se acomodarán con su peso propio,
en el costado donde amontono provisiones y palabras.

Dejame sola para charlar con mi herida.
No estoy sangrando, estoy amaneciendo,
¿ya te lo había dicho?

Soy una casa que se desarma de agua.
No toques ni un solo borde, ni la costa.
No muevas ni un silencio.

Dejá que baje la espuma. 

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