miércoles, 14 de octubre de 2015

Si el dibujo se antoja de vos, nace una ciudad.
Justo entre las costillas, este pequeño pueblo,
se vuelca en camino de venas, funda municipio, atalaya y una parroquia.
Corre como multitud real encendiendo faroles en esquinas dormidas o borradas;
los distintos pliegues de una fiesta.
Resulta que estabas entreabriendo las pupilas,
mandando señales a la región presente;
instantes apenas breves donde la distancia se empata y se arrima caprichos-amante a la frontera.
La mirada es tregua;
lugar acuático;
encuentro des-nudo;
las únicas verdades que retengo para coleccionar.
Lo mejor es lo que sucede en ese territorio de los ojos.

jueves, 17 de septiembre de 2015

soy
sin artificios
como la primera vez que bailé
con mis uñas
los pies
la piel
los ojos
mis verdades
los rulos.
soy,
como supe poder
con lo que llegué
como me anduve
me habité
te convidé
me escondí
ombligué.
con lo que crecí,
soy.
a pie
con la risa
soy,
igualita a lo que quiero amar.

lunes, 24 de agosto de 2015

llegará con la tormenta la entrega? con el agua va a llegar?
de la mano de santa rosa vamos a festejar como allá?
saldrá al río nadando feliz como mi pez?
pasará lo angosto de agosto, llegará?

lunes, 27 de julio de 2015

Meter las manos en los bolsillos del esqueleto.
Construir túneles en la intemperie arrastradora que dejó mi bote lejos.
Sacar ventaja con mi pez en el agua.
Tragar dos remansos: uno de risa y uno de rabia
como para equilibrar el peso.
Sostener la calma, ese hilo que sujeta el manto del cielo antes de llover.
Estar convencida de que si nos mojamos, no es culpa de nadie.

En ese recinto puedo reconocer el silencio tan harto de nombrarme;
entrevistar a la niña que me imaginó,
que me dio el nombre, y la curiosidad, y la redondez de la cuenca de los ojos;
ver quién me habitó antes y qué cosa dicen esos mensajes que dejaron para mí.
Ombligar.

Ahora voy a inventarme una nueva casa aquí,
justo abajo del bote,
para que viva mi pez.
La distancia que separa mi domicilio de la imaginación
es un secreto verde, azul de a ratos.
Inundé todos los huecos para unir mis acuarios.
Estoy satisfecha con el trabajo hidrográfico.
Luego vendrán los otros.

Confirmé con la alegría, que dejé suspendas de una soga mis palabras,
como si se estuvieran revelando.
La química hará el resto con los dibujitos: fotos de la mudanza.

viernes, 17 de julio de 2015

Amanezco con un disparo de la luz.
Y mi gato caminando por el lomo de las sábanas,
como si toda la cama fuera una ciudad que aúlla.

Puedes ver, si quieres,
pero no toques ni una pieza.

Amanezco con un disparo de la luz.

Todos los pedazos se acomodarán con su peso propio,
en el costado donde amontono provisiones y palabras.

Dejame sola para charlar con mi herida.
No estoy sangrando, estoy amaneciendo,
¿ya te lo había dicho?

Soy una casa que se desarma de agua.
No toques ni un solo borde, ni la costa.
No muevas ni un silencio.

Dejá que baje la espuma. 

jueves, 18 de junio de 2015

Temprano helaba, y sonreí.
Como a las ocho y pico tenía trámites pendientes, un tour de mesas de entradas con secretarias antipáticas, pero el corazón no me defraudó.
Sobre la diagonal de la plaza, esa que te encontrás como si quisieras irte corriendo hasta la ventana que da al río, [esa...¿te ubicás de cuál hablo?] allí, el sol encandila. La vereda se despereza, se quita las esquirlas de la noche y te las tira por la cara hasta que se vencen las pestañas. Caminar  a ciegas y tomar sol helado.  Una pequeña gloria personal, ya que en el verano el sol me aburre. [Pero a las ocho y pico, después ya no].
Temprano temblaba queriendo desenredar los cables del auricular.  Entre la impericia de mis dedos abrigados y el apuro por ponerle banda sonora a la ciudad pasaron varias cuadras. Siempre el mismo ritual. ¿Yo? Perdiendo, claro. Metí las manos en los bolsillos y encontré los tesoros del último invierno en el abrigo: papelitos con direcciones, "menthopluses" y un beso todavía re utilizable. ¿Resultado? Vamos mejorando.
En la verdulería, unos pibes ordenaban por tonos las naranjas de un cajón. Recordé que en mi pueblo decían que con las heladas  los cítricos endulzan, ¡y qué ganas de escribir! ["¿qué cosa le causa gracia a la loquita esta?" se preguntaron y siguieron trabajando].
De camino, encontré gente, estatuas y perros en trampas de lana. Lo cierto es que tardé siete canciones de mi lista urbana anti desánimo en llegar a ese sitio a dónde iba, y ya tenía el esqueleto perfectamente templado de felicidad. Indemne atravesé el túnel cotidiano de comentarios del día sobre las bajas temperaturas y cierres de listas electorales.
Para el medio día, ya había confirmado que mi alegría es un insulto para varios, y me importó poco, porque este invierno los cítricos estarán dulces, las palabras se desprenderán de las bufandas y los soles serán generosos como para pintar cuadros. No, no; yo no pinto, no. Sólo ensayo alegorías. En la calle no suelo llevar anotadores, entonces hay que esperar a regresar a casa, y soltar la boina, y desamarrar los rulos, y  balbucear lo que he sentido, que no es grandioso, pero sí lo es: multitudes de ojos acuarelados por la humedad; la última fina piel mostrando sus verdades y sus grietas al aire fresquísimo; lo conmovedor del olor que hace entibiar las tripas; la celebración de la existencia de chocolates y fuegos; los detalles mínimos y encantadores de una temporada con mala prensa. Algunos testimonios antojadizos de andar vivo y anónimamente feliz.


Después llamó una amiga por teléfono y me dijo "seguro que vos andás contenta con el frío". 

jueves, 11 de junio de 2015

hacer sonar algo,
algo.
las mentiras de los dedos;
los resortes respiratorios,
las copas que hay en el corazón cuando vienen los amigos a brindar;
el timbre de la ternura.
hacer sonar la música,
bailar  golpeando los talones en el suelo y que todos despierten a la fiesta.
sonar la rabia metida en el grito.
hacer sonar la cuerda donde se está templando el placer.
hacer sonar la ciudad mientras se llueve la vida,
y vos saltás de charco en charco,
y te estás riendo de tu suerte bajo el paraguas.
hacer sonar la mente con ideas
 y permanecer en vigilias luminosas.
hacer sonar susurros al oído, 
y que resbalen en la nuca secretos y miedos y flores.
sonar los huecos,
la arquitectura de los huesos con un abrazo,
las canaletas del vértigo y sus remolinos;
las hojas de los libros y las de los arboles.
hacer sonar algo,
-siempre-.
ser testimonio de vibraciones,
acumular inventarios ruidosos,

total, para los silencios siempre hay tiempo.

viernes, 5 de junio de 2015

Hombrecito encendido
sale a la música,
agita sus banderitas al otoño, a la vereda.
Baila,
y vuelve a bailar.
Sus fronteras frutales son endémicas, tiernas, dulces.
[Ahorita tengo el paladar lleno de esquinas y sabores]
Hombrecito abocado a la tarea de alumbrar la casa,
disponerla para el encanto...
En las inmediaciones de la alegría,
los amigos de lo humano acuden al timbre,
saltan tres escalones en la risa,
atraviesan un zaguán azul y celebran lo reunido.
[Girando estoy en ese mapa de luz]
Hombrecito encendido
-suelto y feliz -
inaugura fiesta en la comarca y convida.

sábado, 30 de mayo de 2015

Pellizcos II
Había desarmado los últimos pellizcos de la ternura sobre el cuero de la city
y le dieron ganas de llover.
Entonces, la humedad rompió las ventanas,
entró a empujones en una casa donde estaba yo intentando ensayar algo sobre el teclado,
algo que merezca ser dicho, algo...

Anoche llovió como una niña.

Texto: Hoy todas las calles amanecieron mojadas. Fin
había desarmado los últimos pellizcos de la ternura sobre el cuero de la city
-capricho y nostalgia-
bebió de más, hizo algunos escandalitos, quebró una botella llena de madrugadas,
astillas y bocas fueron a parar a la basura,
le dieron ganas de llover
y entonces la humedad entró a empujones en la casa, rompió las ventanas,
desató la soledad más implacable y llovió como una niña

y yo que daba vueltas en el silencio, intentando ensayar algo sobre el teclado, algo que merezca ser dicho, algo...
la noche me dejó la mirada encendida y se fue
dejando todas las calles mojadas,

-así amanecimos-.

lunes, 4 de mayo de 2015

Abrigo y terraza,
rituales del fresco.
Desojarte luna,
desobedecer rabiosamente.
Capricho de humo
que trepa viviendas verticales,
-enumero ventanas, ya que estoy-.

sábado, 25 de abril de 2015

la FELICIDAD es química.
un estado de gracia molecular,
precipitación,
llovizna y trabajo.
ingredientes en su injusta medida.

ALQUIMIAS para transcurrir,
rapsodias y otros picantes,
un poco de cada cosa,
de cada casa,
y ABRAZOS en plena intemperie.
[aquí conviene un apartado para la fortuna y sus giros,
pero esa ya es otra sustancia que se comporta y reacciona de maneras insólitas, inenarrables]

la eficacia de la ALEGRÍA es tan sutil
que abre el pulso
y te pone a salvo.

la FELICIDAD es siempre poderosa.

jueves, 23 de abril de 2015

Pide palabras,
resúmenes, anotaciones.
Quiere palabras,
las degusta, las analiza intensamente.
Me las recita en la tibieza,
sobre el cuerpo recién ardido.
A veces las compartimos un poco:
las manipulamos en el aire
para luego quedarnos en silencios de paréntesis.
Las palabras lo imantan, lo dejan graciosamente despeinado,
desnudo, esperando próximas batallas no verbales.
Quién sabe qué hace con ellas en soledad,
si las mezcla en su conversación interior o qué cosa.
Sospecho que las usa de contraste,
para espiarse desde otros trazos.
Quizá las interroga a ver si estas palabras andan diciendo alguna verdad.
Ojalá se vista con ellas,
y desayune,
o baje al río y a la vuelta traiga frutas y picantes desde la feria;
las deje andar sueltitas por la casa,
entre las recetas de la cocina.

martes, 14 de abril de 2015

Horas tratando de recordar el disco,
el intérprete, su procedencia,
el color de la tapa,
garabatos sobre un lomo de cartón,
lo acordes, acaso la melodía.
[Tratando de dar pie en el todo, no puedo con los detalles]

Temo haber perdido algo sumamente hermoso o importante.
Lo mencionaste en algún momento o se escondió bajo las sábanas, 
vaya a saber uno dónde van a parar algunas referencias, 
notas al pie, anexos.
Si encontrás aquellos fraseos mandámelos
yo te devolveré buenos deseos,
hojas del otoño,
algunos besos con un pequeño mensaje tratándote de usted 
[ya que a los dos nos gusta tanto]
Una pena,
no hay caso,
entre tanto y tan mucho
quedan los temblores epiteliales,
banderitas en plena mañana.

Los rastros,
las huellas de la noche comienzan a mezclarse con esta alegría
y la existencia se resume en las baldosas por las que vuelvo a casa,
saltando sobre una musiquita re inventada de latidos propios y ajenos.

martes, 31 de marzo de 2015

Con vocación de árbol
dejo caer imágenes tuyas
sobre la ventana que da al otoño en esta comarca.
[Debe ser la época de la desnudez, quién sabe]
Imágenes frescas, como la noche que se oleó a lo oscuro antes de ayer.

Sobre vos todos son enunciados en la brevedad,
instantáneas sobre tu boca y otros acordes
que repaso mientras celebro los golpes de suerte y de aires.

Allí está tu resplandor,
el vértigo,
la delicia,
todo lo que me traigo de vos, y a veces desojo.

Allí todo lo encantador e inobjetable:
que en una mano tuya, caben muchas de mis manos;
que en el tiempo que demora el disco podés besar muchas veces;
que hasta que no amanece no te desprendés de la risa;
que cuando me voy parecés más niño que antes.

También hago algunas conjeturas sobre la ternura,
sobre lo que ocurre en el presente,
sobre la naturaleza de la fantasía.

No me preocupa que sea ridículo
y un tanto evanescente.

Muerdo algunas palabras para no tardarme en trampas emocionales
me muerdo los labios, los bolsillos...
para que seas una celebración sin pretensiones,
un enunciado que no se conjuga,
algo que se recibe sin emboscadas intelectuales.

Esa cualidad es lo que te salva del tiempo,
de la fundación conceptual,
y me deja en libertad
para soltar tus rastros sobre la ventana que da a la calle, que tiene otoño, que trae luz.


jueves, 5 de marzo de 2015

acudís a mi nombre

te queda lindo en la boca

sobre todo la ese, la e...

me llamás con todos los acordes de la noche

descorrés mis breteles como si fueras abrir una ventana que da a mis huesos

balconeás con mi sombra

después lo hacés

sin vergüenza, con apetito

acomodás mis secretos en lugares livianos

me mirás la intemperie y me decís que me estás viendo abandonar la última piel, que no me ponga nerviosa

yo hago todo lo contrario

desnuda sobre el vértigo

no me lo creo

respiro cortito

vuelvo a maldecirme

grito por los ojos, por las manos

vos me atajás en lo oscuro

me capturás como para una foto

me quedo como un pajarito contando tus costillas

y te clavo la risa sobre el cuero de manera involuntaria

bucles negros se amarran en tus manos

como algas de felicidad trepando el agua

repetís mis apodos

confiás en la catarata de las sábanas

me invitás a navegar

no me soltás de la alegría hasta que amanece

había olvidado que estabas en silencio

ahora me bautizás nuevamente

me estás convidando el latido

y quedamos en llamarnos

martes, 3 de marzo de 2015

Gustar del agua,
que anda bailando los cinco charcos y la multitud de este costado.

Feliz bajo el paraguas
repasando mentalmente algunos enunciados sobre lo increíble.

Y otra vez el agua que viene de viaje y viento,
meridianos musicales cruzando el cuerpo,
moviéndolo involuntariamente.

Lluvia
que llega hasta vos como me llega a mi;
como aparece el rastro de los giros y las curvas;
como se dibujan solitos los ciclos, rulos del aire o vueltas de la vida.


Gotas y bocas sobre la piel del agua.

domingo, 1 de marzo de 2015

Lo mejor de todo esto es que llueve, que es de siesta, que la fresca trajo palabras, que afuera la gente sale de la oficina y se saluda hasta el lunes. Lo mejor de todo esto es que los obreros de la construcción están mirando la lluvia en la ventana de un edificio que remodelan en el centro, y también sueltan suspiros, y qué están como para sacarles una foto. Y yo que pienso en los overoles… Pienso en los obreros de la construcción y en que mi amiga Sara está convencida de que cuando trabajan en realidad están bailando. A mí me gusta mirarlos cuando ellos miran la lluvia. Lo mejor de todo esto es que pienso en mi amigo Marcos, que saca unas fotos hermosas, y automáticamente pienso en la baldosa que me mojó hasta la rodilla y que no llevo paraguas. Lo mejor de todo esto es que la mañana fue hermosa, que cuando venía llegando un poco tarde al trabajo me llené la mirada de nubes cargadas de agua, y que me gustan los colores que toma la ciudad cuando viene la tormenta. Lo mejor es que  cuando está nublado las fotos son hermosas, y que mi amigo tomaría la mejor foto si ahora mismo pudiera ver a los obreros mirar la lluvia y bailar… Pero las miradas son aún más nítidas y concretas, las de la gente desconocida, la del chico que me crucé en la vereda del correo -por ejemplo- que era guapísimo. Me gusta decir “guapísimo”. Lo mejor de todo esto es que volví a casa con la certeza de que la ropa tendida en la mañana estaba empapada, y bueno… Lo mejor es que, salvo el empleado de la inmobiliaria, hoy el mundo fue menos antipático. Lo mejor de todo esto es que pienso en la lluvia […]

jueves, 22 de enero de 2015

Ahí está otra vez esa sonrisa poblada de camalotes,
bocado de cielo, multitud de grillos.
                                                                  [Transparencia]
Las comisuras de tu risa me acercan el horizonte al corazón, a la boca.
Se presenta el sol imantado, el río, a la altura de un abrazo.
En tu mirada de arena me acuesto a pasar la noche, mientras cuento estrellas y lunares.
Sucede que esa piel es un festejo,
un remanso,
tormenta en mitad de la noche,
canoa navegando la alegría.

Entonces, para el día que amanece: Eso… tu sonrisa dibujando presente. 

martes, 6 de enero de 2015

Hipótesis de libertad

cogollo de un abrazo
malvón de mareas y mareos
arrorró en verano
borde de la noche
luna de la creciente 
pobreza de la piel 
la palabra, una herida finita
abanico de aires que abren surcos en el sueño
sudor de naranjos
callecita donde hoy llueve
epifanía
lo dulce, lo azul
asombro
sobresalto 
la casa, la lámpara, el timbre [en ese orden]
música del reír de un niño
pequeña tempestad

la alegría del agua, gotas.