miércoles, 14 de octubre de 2015

Si el dibujo se antoja de vos, nace una ciudad.
Justo entre las costillas, este pequeño pueblo,
se vuelca en camino de venas, funda municipio, atalaya y una parroquia.
Corre como multitud real encendiendo faroles en esquinas dormidas o borradas;
los distintos pliegues de una fiesta.
Resulta que estabas entreabriendo las pupilas,
mandando señales a la región presente;
instantes apenas breves donde la distancia se empata y se arrima caprichos-amante a la frontera.
La mirada es tregua;
lugar acuático;
encuentro des-nudo;
las únicas verdades que retengo para coleccionar.
Lo mejor es lo que sucede en ese territorio de los ojos.