La bufanda le cubría la cara
lunar recién ardida. Qué lindo invierno. Pensó en ese costado que queda a la
intemperie y como la piel se le esmerila. Calor encerrado en la boca, como secretos;
podría dibujarlos contra el frío y no morir. Le buscó marcas de incendios.
Todavía tenía palabras en el territorio desnudo y un balde con arena. Recordaba
sombras de su cuerpo andando por la casa imitando las pausas de la noche. Se
quedó en el trapecio perfecto, colgando de un abrazo.
jueves, 30 de junio de 2016
martes, 28 de junio de 2016
hace frío en todas partes, menos en el bolsillo
donde fuiste a esconder la mano robada
mi pequeña mano helada no ha vuelto del refugio de aquel
abrigo, y estamos a viernes
no estoy preocupada, ya sé que querías repararla
no he podido escribir nada desde hace unos días
vos sabés, mi otra mano no escribe, baila.
cuando me la devuelvas le quitaré el guante para celebrar
los dedos nuevos
y allí mismo darte las gracias por lo saludable
con el dibujo de mensajes en las vidrieras empañadas del centro
a saber: soy la izquierda, llevame.
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