Debajo de abril, en mi comarca,
refriego el tango que quedó detrás de algunos objetos donde antes había un libro
o un abrigo con papelitos en los bolsillos
-versos sueltos.
Tenía una extraña manía por escribir mensajes para el futuro.
Eso hacía al final de las temporadas,
ensayaba secretos o confesiones que ocurrían en el lenguaje.
Ahora intento acostumbrarme a esas sombras vencidas que
de a poco
corren como el agua.
[Tengo en la memoria una foto riendo,
y era septiembre,
mientras hacíamos nuditos en el río.]
Ahora también hay tango y hay río,
animales de piano que amo a veces
-brevemente.
Hoy escribo sobre mis costas,
pero lo otro siempre está,
siempre es paisaje
sobre el que anoto las fiebres nuevas.
Hoy soy tierra que habita sobre el agua
en un mapa a punto de dibujarse.
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