Pablo dijo que me quedara adentro hasta que tuviera ganas de
salir.
Que mirara el péndulo, y que a su vuelta, haga fuerza para
detenerlo en el centro.
Pablo dijo que tenía mucho río por llorar, pero que
desestimara la idea de vivir llorando.
Que sea sincera, dijo.
Que buscara la libertad, dijo.
Que leyera a Whitman, dijo.
Que reconociera los olores de las otras que estuvieron
antes, dijo.
Que bajara a lo profundo, dijo.
Que no juzgara, dijo.
Que lo opuesto del amor no es el odio, sino el poder, eso dijo.
Pablo se sienta en una nube y me hace dibujitos en el cielo, me acomoda las tormentas, me habla desde el tiempo. El cuelga sus corbatas en la noche para que lo vea listo para conversar, entonces yo dejo de preocuparme por dar pie y me cuelgo de los balcones. Me sopla la tristeza con su molino de vida, pone música en mi herida.
Pablo siempre me hace reír.
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