Quiero ser el testimonio de mis uñas.
Una danza que se habita y se transpira.
Tener conciencia de que hay dolor donde la palabra falta,
[donde la palabra trampa]
un dolor anecdótico frente a tanta vida.
Y que ese silencio es la sangre,
el ruido del corazón,
el ruido del corazón,
el equilibrio de los talones,
los ligamentos del salto,
las rodillas del mundo en la
flexión de la existencia…
y que la cicatriz es el rastro de que el caer también ordena
el peso,
la ocupación de espacio, la sombra.
La anatomía del recuerdo contrasta el presente.
La figura y el fondo –con su exacta confusión-
significan
que andamos sintiendo, y eso es bueno.
Quiero elegir lo que defiendo.
Reconocer que hay un espacio que desconozco y temo.
Saber que estoy llorando, porque dejo y clausuro,
porque agradezco
y amo, porque espero y recibo,
porque suelto y sano.
Confió en el desenlace…
Será bueno y feliz.
Será bueno y feliz.
Sé que habrá bocas, lluvias, vinos, siesta, convites, fiesta.
Y que todo eso será bueno.
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