Amadores de barrancas que
escriben versos sobre el cuero del día con caligrafía de agua dulce. Palabras
caladas a ritmo de lluvia y una pizca de nostalgia. Serán más grades mañana. Tendrán
la piel más llena de palabras y más pueblos entre los dedos. Le pondrán nombres
a las estaciones mañana, y se harán adultos a fuerza de latidos. Habrán abrazado
el día que despierta; gritado salud
por el país, por el vino, por los atajos al tiempo. Reído en los brazos de amigos;
acariciado el barro del silencio. Estarán tan felices y tan a salvo que les dolerán
los puños de aguantar la muerte.
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