Pellizcos II
Había desarmado los últimos
pellizcos de la ternura sobre el cuero de la city
y le dieron ganas de llover.
Entonces, la humedad rompió las
ventanas,
entró a empujones en una casa
donde estaba yo intentando ensayar algo sobre el teclado,
algo que merezca ser dicho,
algo...
Anoche llovió como una niña.
Texto: Hoy todas las calles
amanecieron mojadas. Fin