jueves, 11 de junio de 2015

hacer sonar algo,
algo.
las mentiras de los dedos;
los resortes respiratorios,
las copas que hay en el corazón cuando vienen los amigos a brindar;
el timbre de la ternura.
hacer sonar la música,
bailar  golpeando los talones en el suelo y que todos despierten a la fiesta.
sonar la rabia metida en el grito.
hacer sonar la cuerda donde se está templando el placer.
hacer sonar la ciudad mientras se llueve la vida,
y vos saltás de charco en charco,
y te estás riendo de tu suerte bajo el paraguas.
hacer sonar la mente con ideas
 y permanecer en vigilias luminosas.
hacer sonar susurros al oído, 
y que resbalen en la nuca secretos y miedos y flores.
sonar los huecos,
la arquitectura de los huesos con un abrazo,
las canaletas del vértigo y sus remolinos;
las hojas de los libros y las de los arboles.
hacer sonar algo,
-siempre-.
ser testimonio de vibraciones,
acumular inventarios ruidosos,

total, para los silencios siempre hay tiempo.

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