domingo, 3 de mayo de 2020

abro los mensajes
como si fueran caramelos
siempre en busca del dulce
quito el brillo que los envuelve
aplano el eco del papel para no delatarme en público
y no tener que convidar ni una letra


me cautiva la forma
la extraña manera de combinarse
el sabor y la palabra son aliados
amalgama
descubro eso
y me siento feliz por el suceso
demoro en el rodeo que los cubre
sostengo el peso circular entre los dedos
se me pegan
entonces 
es la saliva la que borra el rastro 
aunque la lengua ya se contagió para siempre
y buscará 
obsesionada 
el secreto


en la boca
el mensaje se derrite con forma de fiesta
de una noticia sobre el clima
el estado de salud de un pariente
la muerte o el nacimiento de un pájaro
un “te espero en la esquina y comemos juntos”


dan vueltas los sabores 
y la información llega
después de cientos de trituraciones
nunca idéntica a como la cocinaron 
los ingredientes hacen su propia jugada química 
la preparación es vertida en caliente sobre un molde de caracteres
o en un gesto


hay mensajes que no entran en un molde
y no llevan celofán
“me voy”,
por ejemplo


a veces el caramelo 
se amarga sobre la hornalla
la quemadura por azúcar es peor que la del aceite hirviendo


nunca me aguanto hasta el final de las comunicaciones 
las parto con los dientes
para ver si me toca fruta o ácido
advierto los filos
desenredo las múltiples versiones de una confitura infinita
que no se atreva a mentirme


las respuestas siguen un camino más o menos inverso
errático
asimétrico
trato de empatar lo que me dicen
como si entendiera todas las preguntas
enviando yo también 
alguna cocción telegráfica
una risa
un dibujito
silencios rellenos de aire


abro los mensajes
como si fueran caramelos y 
a veces 
fundo mi propia fábrica

No hay comentarios:

Publicar un comentario