jueves, 13 de noviembre de 2008


Ese hombre entra en la cama de brazos abiertos

se mete en la sabanas libre de trapos y de dientes.
se zambulle en el sueño como un niño que llega al mar.

Y si fuma 
se moldea el humo contra el vidrio de la noche;
y cuando tiene insomnio 
se despabilan las sombras.

Merodea la costa de la cama 
y llena de barcos la bahía; 
le suspiran cangrejos en la mano, 
le golpea la boca la marea.

Cuando ese hombre
esta vestido de claro-oscuro 
la madrugada se alarga para alcanzarle la espalda.

El abre el silencio con su aliento.

Al levantarse 
se lleva el mar en las pupilas.


A N.B

martes, 11 de noviembre de 2008


Una mirada al borde de la tarde
no es tristeza, no
es poesía.

El pelo y los ojos que se dejan ir -o traer-
ese dulce arrastre hacia lo que -por fin -vendrá.

Giros tordos, sordos, de tauros espejados vienen a arañar la tarde.

La mezcla es un sustituto malherido
que viene muletiando alegremente

Para éstas alturas
ya nos habremos arrancado los dientes y los trapos,
y habremos mimado al felino feliz que todos llevamos dentro.

jueves, 30 de octubre de 2008

El agua va hacia arriba
- y no preguntes-

Es que en realidad, la lluvia sube ¿verdad?

Todo sube como el vapor. 

Es que en realidad la lluvia solo es condensación de verdeoscuridades y vapor. 
Y todos ellos suben.

El agua tiene un color, 
depende del lugar desde donde lo mires. 

Yo conocí un charco con agua verde, que era mío.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

La corriente de aire que me deja a la intemperie con mis propias palabras. 
Conmovedora caricia que se extiende. 
Veo las verdeoscuridades encenderse 
y los esqueletos se visten con estas alas. 
Hay levedades botánicas. 
Hay sudor de poesía.

lunes, 11 de agosto de 2008

Crónica

Mandrágora
mandala
Magdalena muere
asesinada por un niño
de mirada oceánica

De su cuerpo nace un hechizo.
El hechizo es arrojado por el niño
sobre una tumba.

Desde el suelo
se levantan hadas y el niño sonríe,
estalla.

Se rompe para que otro momento no sea 
tan glorioso como ese.
Quiero salir de viaje en el bolsillo de un niño.
Intensidad pentagramada de despreocupado alquimista... ¡Desamarrame!
Vientre 
un círculo donde nace todo
pupila frutal.
piel que junta palabras 
para sobrevivir los inviernos
manos de espuma 
boca que rompe lo que ya estaba en pedazos desde antes
pies de marioneta con fiebre
liviandad.
Cuerpo de prestado 
que anda de estreno en despedida, 
y así sucesivamente.
Esqueleto que se resiste.
Mentira mobiliaria que se escapa rabiosa de tinta y aire,
para reposar silvestre
sobre suspiro manuscrito.

Todo es de prestado
yo solo le agregué el azul.
Salto

Inerme al borde lagrimal del océano
trapo, trepo, me tardo.
Sostengo el último hilo azul 
que me sujeta de mi.
Mido lo que sobra de oscuro y grieta,
lo que falta de vino y vientre;
y salto al vacío de todas maneras.
Sutil caricia de aire que se derrite con el peso,
polvo plomo del caer incesante.
Mírame mientras 
abandono el alma trampa.

viernes, 25 de julio de 2008

Lagrimal

Explotaré este lagrimal hasta la sangre y el vino, 
hasta el vientre. 
Explotaré este lagrimal hasta que arda o muera, 
o arañe el cuero las excusas, 
y que todo el dolorido azul se destiña. 
Explotaré este lagrimal hasta que corra por el rostro 
savia tibia de nuevas.

Una bandada está saliendo de mi cuerpo y va hacia otra parte.
Algo espera en el fondo del esqueleto;
un obtuso paréntesis
que deja pendiente el incendio o la tormenta.
Algo queda ahí abajo
obscenamente mudo
esperando ser re-escrito.
Soplo sobre el andén las huellas malditas 
Espero, mientras las verdades se despeinan. 

Anida en mi vientre una semilla mutilada. 
Nada nacerá de mi tumba entreabierta. 

Espero que pase el aire, por mis tubos anochecidos.
Hace frío en la nuca, 
amanece nublada la boca, 
patina sobre una alfombra clonica un alma de tinta y fiebre. 

Lentamente se va lejos 
cubierta de polvo y nubes, 
poco importa. 

Se va. 
 Se eleva.
Pentagrama poblado de bocas y mares.
Paréntesis de oferta,
que se regala al mundo.
Atajo de espejos y una curva curda
que se dilata como las pupilas de el que espía.
Papelito huérfano
que dejé en el bolsillo de tu abrigo,
esperando ser poesía.