Superhéroe
Otra vez en la calle. La prisa. En encendí el teléfono: tres
llamadas perdidas. Era por trabajo. En el semáforo siempre la misma historia,
mirar lejos-elnomirar-, y poner cara de estar pensando cosas
importantes. "Estoy demorada. Varias cuadras. Dejame abierta la reja.
Entro"- contesté mensajes. Y, cuando marchaba por la Alameda en bajada
esquivando viejas, me lo encuentro. Era Batman, en 60 centímetros. Con capa,
con antifaz. Decidido, me frenó con su manito libre. Cerró mi paso. Cortó el
impulso, mi apuro, las preocupaciones. Desbarató la lista mental de los temas
de la reunión. Me obligó a inspeccionar un objeto.
--"Mirá, te quiero mostrar el camión verde que me
regaló mi papá. Es nuevo. Antes tenía otro, también verde, pero más
chiquitito".
--Me gusta. Y, ¿anda rápido?- le pregunté.
Madre de Batman: --"Rafael, dejá tranquila a la
chica".
--"Pero mamá, es..."
Avancé algunos metros soltando la risa, cuando descubrí el
"Chau, Chau, Chau" a grito limpio, desde el colectivo.
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