martes, 21 de abril de 2020

Para hacer un cielo se necesita estar despierta a las 6.42
y tener una pregunta que desate el vértigo.
Se necesita un ojo que abarque mucho techo a la redonda.

Los pájaros quietos a un costado
para que el canto no estropee la telita que se empieza a formar naranja. 
Porque temprano todo es frágil.

El dios no asiste a estos espectáculos, 
duerme todavía en mi bolsillo.

Para hacer un cielo se necesita invitar al río que vivió y soñó cosas. 
Diluir la noche pero conservar el secreto.

Para que este cielo exista finalmente se necesita
que despiertes con la fresca que seca el rocío de los techos, 
las plumas, 
los nidos, 
los ríos,
la ausencia de dios.

Y digas buen día
Y vengas buscando el beso que inaugura el desayuno con el cuerpo todavía caliente. 
Y me preguntes qué hago en la terraza
tan temprano
mirando el cielo.

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