lunes, 2 de diciembre de 2013
viernes, 16 de agosto de 2013
lunes, 10 de junio de 2013
El hombrecito que da risa al barro
acostumbra decir palabras que recogió de la costa.
Palabras con yuyitos y chacareras,
vino y pescadores.
Palabras tibias robadas en horas de la siesta.
Las repite para salvarse cuando llega la creciente.
Su pecho un bosquecito de sauces,
húmedo y feliz,
que no duerme.
Sopla en verde la vida en su vientito.
De la boca se le caen arpegios y tambores que
al irse
a mi me quedan prendidos al pelo.
No dejan de sonar cuando voy tarde al trabajo.
Yo respiré con peces en una fiesta
la madrugada que hice noche en su hombro izquierdo.
Me ha regalado un remanso con su nombre;
ahora puedo nadar
cuando el río agita los contrafuertes del sueño.
miércoles, 5 de junio de 2013
domingo, 2 de junio de 2013
Los heridos se reúnen al bordecito del tajo. Tan temprano.
Yo dolí antes de ayer- dice uno.
Yo también- el otro.
Intercambian las cicatrices de sus mapas y las ponen a
exorcizar en una copa de vino.
No están convencidos de nada en general y dudan de todo en
particular, pero quieren risas y bocas cuando la noche se les cae en los ojos.
No sé si te quiero, pero quiero una casa de abrazos que
amanezca con vista de ventana y un arbolito deshojándose en amarillo, rojo y
violeta- dice ella.
De vez en cuando pienso en otra que escribe cartas de barro
desde un país verde, pero hoy quiero los secretos de tu pelo oscuro- él
contesta.
Una noche olvidada están intentando nacer, mutar, limpiar el
polvo. Una noche tan cerca de la herida se encuentran para curarse. Para intentarlo
rabiosamente.
Me duele, todavía- ella se despide.
Tranquila, a mí también- él la consuela.
viernes, 31 de mayo de 2013
No hay que querer con anestesias porque ese es un querer chiquito, que pasa sin penas ni glorias. Esa es la burguesía del amor, un gremio de farsantes. Amores tímidos no llenan el amor, y en eso no vale andar balbuceando. De qué sirve querer si no es con un poco de espanto, con espasmo, con locura, con ruidos de escapes, con algas, con bosques que crecen verdes para adentro. Querer como prófugos, con abismos, con furia, con mares que rompen olas en la tarde, con fuegos, con mandarinas tirados sobre el cuero del mundo. Hay que querer con aguafuertes tironeando los hilos que atan las nubes en la cueva azul, con ejércitos de locos bombardeando la luna, con fiestas y con los finales de las fiestas. Querer con ciudades que prestan sus bares y sus tangos para que valientes inauguren abrazos y los continúen en callecitas olvidadas. Querer bien querido; y terminar con astillas, con remolinos en los ojos, con púas en los dientes. Terminar en la violenta calma de los domingos un poco melancólicos, un poco huérfanos, casi amputados. Y si llegamos al final llenos de huecos, que haya sido por haber entregado todo lo humano, toda la luz, todos los besos, para insistir otra vez. El querer bien querido se quiere con miedo de extensión inexorable y en plena libertad. Sin remedio, ni garantías, se quiere así. Que sean amores para guiones de cine o que no sean nada.
lunes, 27 de mayo de 2013
Basuras, mierditas, preguntas absurdas, mala onda gratuita
de boluditos confundidos, faltas de respeto, faltas de ortografía, culos mal
ubicados, la puteada de un taxista, periodistas anunciando el fin de los
tiempos, meteorólogos que anuncian mal tiempo. Negativos negros, cuervos. El
precio de los puchos, el precio de los besos. Los maltratadores, los matadores,
los negadores, los cagones de siempre. Los que no bailan, los que no toman
vino, los que no ríen.
Existe ese lado del mundo y existe la resistencia. Y existe
la diferencia. Por fortuna.
Siempre después del amor
se hace de noche sobre mi mano.
Ocurre una muerte de piano
que me espanta;
fantasmas de todas las comarcas
me entierran en el suelo del río.
No duele,
simplemente deja de ser,
para ser otra cosa.
Las guardianas de la noche se agrupan en constelaciones,
bailan con fuego en las esquinas de mi antiguo nombre.
La correntada abre espacios nuevos que había olvidado,
limpia a empujones,
se lleva lo ya no sirve,
inaugura una nueva pecera para que naden mis huesitos.
Yo peleo rabiosamente
hasta que llega un pescador recién nacido
que me levanta del agua,
me bautiza,
me nombra otra vez.
Un hombrecito,
demorado por el vino,
estaba en la costa esa noche y miró el cielo.
Creyó que era año nuevo, pero no lo era.
Yo trepaba la humedad.
sábado, 27 de abril de 2013
sábado, 13 de abril de 2013
viernes, 5 de abril de 2013
Debajo de abril, en mi comarca,
refriego el tango que quedó detrás de algunos objetos donde antes había un libro
o un abrigo con papelitos en los bolsillos
-versos sueltos.
Tenía una extraña manía por escribir mensajes para el futuro.
Eso hacía al final de las temporadas,
ensayaba secretos o confesiones que ocurrían en el lenguaje.
Ahora intento acostumbrarme a esas sombras vencidas que
de a poco
corren como el agua.
[Tengo en la memoria una foto riendo,
y era septiembre,
mientras hacíamos nuditos en el río.]
Ahora también hay tango y hay río,
animales de piano que amo a veces
-brevemente.
Hoy escribo sobre mis costas,
pero lo otro siempre está,
siempre es paisaje
sobre el que anoto las fiebres nuevas.
Hoy soy tierra que habita sobre el agua
en un mapa a punto de dibujarse.
martes, 2 de abril de 2013
Pablo dijo que me quedara adentro hasta que tuviera ganas de
salir.
Que mirara el péndulo, y que a su vuelta, haga fuerza para
detenerlo en el centro.
Pablo dijo que tenía mucho río por llorar, pero que
desestimara la idea de vivir llorando.
Que sea sincera, dijo.
Que buscara la libertad, dijo.
Que leyera a Whitman, dijo.
Que reconociera los olores de las otras que estuvieron
antes, dijo.
Que bajara a lo profundo, dijo.
Que no juzgara, dijo.
Que lo opuesto del amor no es el odio, sino el poder, eso dijo.
Pablo se sienta en una nube y me hace dibujitos en el cielo, me acomoda las tormentas, me habla desde el tiempo. El cuelga sus corbatas en la noche para que lo vea listo para conversar, entonces yo dejo de preocuparme por dar pie y me cuelgo de los balcones. Me sopla la tristeza con su molino de vida, pone música en mi herida.
Pablo siempre me hace reír.
viernes, 15 de marzo de 2013
Necesidad de ponerse a amar urgentemente.
Como si no fuera un acto involuntario
como si uno tuviera que proponérselo
recordárselo
empeñarse en conseguirlo.
Amar urgentemente, necesariamente.
Amar respirando, amanecerse amando.
La práctica del amor o practicar la amadora,
concretamente.
[Amorito mío, ¿me amás?]
Convocar a los amantes para el ejercicio de hacer lo que saben.
Amontonar esa república de amor en el pecho y germinarla
invitar a los desconocidos a que la pueblen y la fecunden
nacionalizarse un amante indocumentado
suplicar por embajadas de amantes
tener clandestinos encuentros para cruzar las fronteras
y transnacionalizar el amor,
embanderarse.
Que nos den de amar, parafraseando a Juan
leer a Juan
amarlo irremediablemente
hasta la tinta.
Inventar el amor
verlo donde no está
esperanzarse
emocionarse
tener ganas de dar el siguiente paso…
En fin, tantas cosas…
urgentemente.
jueves, 14 de marzo de 2013
lunes, 11 de marzo de 2013
Puedo hacer círculos de humo en la noche. Nadar en su
recipiente azul.
Recorrer lentamente la distancia de una amputación perfecta,
casi dibujada, la mitad hecha polvo o agua –quién sabe-.
Puedo estirar el suspiro y revolver el silencio que cae como
el roció a eso de las 19. 45 sobre el recorte de los edificios vecinos. Mirar
la noche con los ojos de un huérfano te hace ver la ciudad cada día como recién
nacida. Un espectáculo unipersonal gratuito y sanador.
Contemplo como se levanta la luna desde su cueva, lejos,
detrás del río y más allá. Desde mi tercer piso, ventana, contrafrente miro los
insomnes que prenden sus cigarros y tiran las migas del mantel al vacío en
plena clandestinidad.
Tengo un extraño romance con esas ventanas.
viernes, 8 de marzo de 2013
Despertase temblando de miedo, frente al espanto, y
escabullirse en las sábanas sangrando.
Despertarse temblando de miedo en medio de la noche que te
sopla azules por el pelo y te echa a andar por la espalda una muerte de agua.
Despertarse amputada, hipotérmica y con fiebre, temblando de
miedo.
Despertarse sin la piel, que es peor que estar desnuda sobre
el hielo.
Despertarse doliendo a las tres de la madrugada, a la hora
que entra el ángel de fuego a clavarnos recuerdos en la garganta. Allí, a solas
y en silencio, despertarse… temblando de miedo.
martes, 26 de febrero de 2013
La mirada se me quedó en la luna, a la mitad de la luna
-felinamente feliz-.
Sobre un rascacielos
–tambaleándome-
dejo que me abrace la intemperie extensa, dibujada para mis
silencios.
Soplo los últimos mosquitos del verano, me despido del
carnaval con la certeza
de estar siendo desenterrada de la tristeza.
Ya en las alturas, pesco mojarritas lunares para decorar la
ventana de la habitación donde descansan mis pasiones cotidianas; hilos de lana
azul –desordenados-.
Desparramo mi mirada por la nocturnidad,
le quito espacio a la lágrima con la misma fascinación con
la que un gato araña el cielo
dejándole tajos parasiempre.
Celebración es decir
que a muchos de nosotros la noche nos cura.
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